¡Buenos días, Java! Son las 6:30 y nos acaba de sonar el despertador. Parece tempranísimo, pero es que anoche nos acostamos muy temprano y, además, hay que aprovechar al máximo las horas de sol. Nos adecentamos un poco y nos pasamos por el bufet de desayuno que ofrece el restaurante. Hoy vuelvo a comer tallarines y huevos, y, de nuevo, me arriesgo con la fruta pelada, en contra de las recomendaciones de nuestro médico.
Tras volver a pasar por la habitación a recoger nuestras mochilas, nos ponemos en marcha. Estamos cerca del puerto donde tenemos que coger el ferry, pero no lo suficiente como para ir andando. Además, queremos llegar a Bali lo más pronto posible. Cogemos un taxi en el aparcamiento del hotel y por menos de dos euros nos llevan al puerto. Allí, mientras buscamos la entrada y el lugar donde se compran los billetes, unos señores nos ofrecen transporte privado desde Gilimanuk (el puerto en el que atracaremos ya en Bali) hasta nuestro hotel en Ubud por 250.000 rupias (unos 17 euros). Teniendo en cuenta que hay unas cuatro horas de viaje, nos parece demasiado barato y no nos fiamos. Además, esos hombres no nos transmiten mucha confianza. Sabemos que una vez en Bali también existe la opción de coger un autobús, así que de momento no nos preocupamos y decidimos que ya nos buscaremos la vida al llegar a la otra isla.