Día 8: llegada a Ubud

Día 8: llegada a Ubud

¡Buenos días, Java! Son las 6:30 y nos acaba de sonar el despertador. Parece tempranísimo, pero es que anoche nos acostamos muy temprano y, además, hay que aprovechar al máximo las horas de sol. Nos adecentamos un poco y nos pasamos por el bufet de desayuno que ofrece el restaurante. Hoy vuelvo a comer tallarines y huevos, y, de nuevo, me arriesgo con la fruta pelada, en contra de las recomendaciones de nuestro médico.
 
Tras volver a pasar por la habitación a recoger nuestras mochilas, nos ponemos en marcha. Estamos cerca del puerto donde tenemos que coger el ferry, pero no lo suficiente como para ir andando. Además, queremos llegar a Bali lo más pronto posible. Cogemos un taxi en el aparcamiento del hotel y por menos de dos euros nos llevan al puerto. Allí, mientras buscamos la entrada y el lugar donde se compran los billetes, unos señores nos ofrecen transporte privado desde Gilimanuk (el puerto en el que atracaremos ya en Bali) hasta nuestro hotel en Ubud por 250.000 rupias (unos 17 euros). Teniendo en cuenta que hay unas cuatro horas de viaje, nos parece demasiado barato y no nos fiamos. Además, esos hombres no nos transmiten mucha confianza. Sabemos que una vez en Bali también existe la opción de coger un autobús, así que de momento no nos preocupamos y decidimos que ya nos buscaremos la vida al llegar a la otra isla.

Día 7: amanecer en el Bromo y viaje a Banyuwangi

Día 7: amanecer en el Bromo y viaje a Banyuwangi

Cuando suena el despertador, cinco minutos antes de las dos de la mañana, tengo la sensación de haber dormido poco más de diez minutos. Tengo mal cuerpo, pero decido que el cansancio no va a fastidiarme una de las mejores experiencias del viaje: la visita al monte Bromo para ver el amanecer.
 
Nos cambiamos, nos comemos un par de galletas que compramos ayer en la tiendecita de la estación de Surabaya, y a las 2:20 ya estamos fuera (con nuestras bonitas chaquetas alquiladas, porque hace un frío que pela). En la carretera nos encontramos con David, que nos presenta al conductor que nos llevará hasta el mirador desde donde veremos el amanecer. Bueno, presentárnoslo es un decir. Entre que está muy oscuro y que va muy tapado (por el frío), no llegamos a verle muy bien la cara.
 
Nos subimos en la parte trasera del jeep y emprendemos el viaje hacia el mirador. Viajamos en silencio, concentrados en el traqueteo constante del vehículo. Al cabo de unos quince minutos, empezamos a ver las luces de unas motos que van detrás de nosotros y que, poco después, nos adelantarán. La primera parte del viaje es toda por una carretera rodeada de bosque, pero, pasado un tiempo, llegamos a una zona en la que parece que no hay asfalto, sino arena. Sí, por las ventanas distinguimos una especie de desierto. A lo lejos, muchos otros jeeps avanzan en la misma dirección que nosotros. Esperemos que el mirador no esté abarrotado.

Nuestros hoteles en Indonesia

Nuestros hoteles en Indonesia
 
A la hora de hacer turismo por Indonesia, puedes encontrarte con múltiples opciones de alojamiento, para todos los gustos y todos los bolsillos. Nosotros decidimos optar por una gama media y centramos nuestra búsqueda en dos requisitos principales: limpieza y localización. En la gama de precios que buscamos, alrededor de unos 10-15 euros por persona y noche, no tuvimos problema en encontrar hoteles que se adaptaran a nuestras necesidades ni en Java ni en Lombok (e incluso en Kuta). En Ubud, sin embargo, nos costó muchísimo encontrar un hotel que reuniera todos nuestros requisitos por ese precio, y acabamos dándonos un capricho y ampliando nuestro presupuesto. Al final del viaje, acabamos pagando una media de entre 17 y 18 euros por persona y noche. 

Para organizar el tema del alojamiento utilizamos dos herramientas: Trip Advisor y Booking.com. Tras el viaje, podemos decir que tanto la una como la otra nos han resultado utilísimas. A continuación, os dejo la lista de hoteles concretos en los que nos alojamos y nuestras recomendaciones.

Día 6: Surabaya y viaje al Bromo

Surabaya y viaje al Bromo

Son las 5 de la mañana, y nos suena el despertador. Hoy tenemos un largo día de viaje por delante. Primero, cogeremos un tren que nos llevará directos a Surabaya, una de las grandes ciudades de Java. Allí nos recogerá un conductor que hemos contratado para llevarnos a un hotel cerca del monte Bromo.

Aunque es muy temprano, en el hotel, muy amablemente, nos permiten bajar a desayunar al restaurante. Por lo que vemos, nos somos los únicos viajeros que han madrugado hoy. Tras tomarnos el ya típico desayuno de arroz con verduras (que me encanta, por cierto), nos recoge un taxi y nos lleva a la estación de tren donde dos días antes habíamos imprimido los billetes. ¡Y menos mal! La estación está llena de gente andando de un lado para otro. Hay varias colas, pero no sabemos exactamente a qué espera cada una. Decido ponerme en una al azar mientras Vicent se adelanta para intentar investigar cuál es la de nuestro tren. Nadie tiene muy claro cuál es, pero parece que la gente de mi alrededor también va a Surabaya, así que decidimos quedarnos ahí.

Los minutos pasan y la cola avanza muy poco a poco. Me empiezo a poner de los nervios. Las estaciones suelen causarme este efecto. "¡A ver si no vamos a llegar!" "¡Vicent, pregúntale a esa mujer, va!" Varios minutos más tarde, la cola empieza a avanzar y una trabajadora de la estación empieza a gritar el nombre de un tren. Creemos que es el nuestro y nos acercamos corriendo. Efectivamente. A menos de diez minutos de la hora de salida prevista, conseguimos pasar la barrera del andén y entramos en el tren. Buf, por qué poco.

Nuestro viaje en dos minutos

Nuestro viaje en dos minutos

 

Día 5: tour en bici y Prambanan

Día 5: tour en bici y Prambanan


Hoy el despertador nos suena a una hora más decente. Son las siete. Bajamos al restaurante del hotel, donde disfrutamos de un desayuno a base de arroz, tortilla y verduras salteadas. A las 8 menos cuarto nos recoge el taxi que le habíamos pedido anoche al recepcionista para llevarnos a ViaVia, donde empezaremos nuestra excursión en bicicleta por los pueblecitos de alrededor de Yogyakarta. Durante el trayecto, al volver a ver la locura del tráfico de la ciudad, me planteo si la excursión en bicicleta es una opción sensata. "Tranquila, Ana. Seguro que la excursión empieza directamente en algún camino de las afueras. No se pueden arriesgar a llevar a turistas por estas calles." Intento autoconvencerme, sin éxito.
 
Al llegar a ViaVia, nos encontramos en la puerta a tres personas con pinta de turistas. Nos preguntamos si serán nuestros compañeros de excursión y, al cabo de unos minutos, cuando sale nuestra guía, Heni, descubrimos que sí. Heni es una chica joven con un nivel de inglés altísimo. Es de Yogyakarta, así que ¿quién mejor para hablarnos sobre el lugar? El resto del grupo está formado por una pareja de holandeses muy rubios y un chico de Singapur. Todos llevan ya varias semanas viajando por Indonesia, así que nosotros somos los novatos del grupo.

Día 4: Borobudur y volcán Merapi

Día 4: Borobudur y volcán Merapi

Son casi las 5 de la mañana cuando nos llaman al teléfono de la habitación. Nuestro guía y conductor, Johan, nos está esperando en la puerta del hotel. Bajamos y tras una escueta presentación, nos metemos en el coche e iniciamos nuestro camino hacia Borobudur. Todavía es de noche, pero para cuando lleguemos, ya habrá amanecido. Tenemos unos 40 kilómetros de viaje, pero Johan, que es muy hablador, nos los hace muy amenos. Nos cuenta que Borobudur es el monumento budista más grande del mundo y un lugar de peregrinaje para los que practican esa religión. También nos cuenta que durante el día se llena de turistas pero que a primera hora (abren a las 6) no debería haber mucha gente.
 
turismo y viajes a indonesiaCuando estamos a un par de kilómetros del templo, vemos una especie de campamento escolar a un lado de la carretera. Nos llama la atención y Johan decide parar para enseñárnoslo. Según nos cuenta, los colegios, que acaban de empezar el curso, organizan este tipo de acampadas para que los niños se diviertan y empiecen con buen pie. Nos paseamos por dentro, entre las tiendas, y los niños nos miran sorprendidos. Para no ser ni las 6 de la mañana, hay bastante actividad. Algunos se lavan los dientes; otros juegan al ajedrez; otros tocan unos instrumentos musicales hechos por ellos mismos. En el centro del campamento hay una gran explanada donde más de 60 niños y niñas ensayan una coreografía. A nosotros al principio nos sabe un poco mal ir paseándonos por allí y haciendo fotos sin haber pedido permiso, pero los niños (y los adultos) parecen estar encantados con nuestra visita y nuestro reportaje fotográfico.